CIUDAD DE MÉXICO, 23 de abril.- La cultura en México no debería quedarse únicamente en construir museos, galerías o estadios sino actuar como un adhesivo para comunidades fragmentadas donde se promueva la calidad de vida en las calles y los espacios públicos, opinó la doctora Elizabeth Espinosa Dorantes, jefa del Área de Arquitectura y Urbanismo Internacional de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Unidad Azcapotzalco, en el XIV Seminario Urbanismo Internacional Ciudad Creativa realizado en el Museo Franz Mayer.
La ponente enfatizó en que teóricamente la noción de metrópoli creativa queda pendiendo de las las relaciones socioeconómicas desde la década de los cuarenta del siglo pasado. Ahora, los fenómenos que generan cambios en los patrones de organización son el orden cognitivo y el cultural.
Se habló de la importancia de practicar actividades, bienes y servicios que mejoren la economía, expresiones culturales y ciudadanas metropolitanas, labores educativas y de investigación, entre otras.
Para lograrlo serán creadores, escritores, cineastas, galeristas, críticos, editores, productores, investigadores, diseñadores, arquitectos y urbanistas quienes trabajen en la regeneración de la cultura urbana “Las principales economías se concentran cada vez más en la producción intensiva de tecnología, comercios, servicios financieros y personales, y en una amplia gama de industrias culturales que van desde los medios de comunicación hasta las artesanías y la moda”.
Las protagonistas serán las grandes ciudades que puedan visibilizar al medio urbano mediante la construcción de edificios diseñados por “arquitectos estrella” y se renovarán zonas industriales o áreas de almacenamiento en decadencia para convertirlas en galerías, locales de música, boutiques, puntos de venta e instalaciones.
“Ahora la cultura se concibe y se instrumentaliza en un sentido muy diferente, como un bien o servicio que puede reportar un beneficio económico directo para las metrópolis”, sin embargo, promover ciudades humanas e inclusivas mediante la cultura y que mejoren la calidad del medio ambiente urbano y generen políticas públicas de desarrollo sostenible depende de inversiones, competencias profesionales articuladas en red o de la existencia de un espacio mediático autorreferencial, entre muchos otros factores.