Alonso Martín
CIUDAD DE MÉXICO, 16 de abril (AlmomentoMX).- Durante el otoño del 2004, colaboré en la producción del proyecto de documental Sergio Pitol: una vida desde la literatura, concebido por el periodista Javier Martín como extensión de su tesis de licenciatura en letras. El objetivo era ampliar la investigación, por medio de entrevistas a las amistadas más cercanas del escritor, poniendo de relieve la simbiosis de su vida con la literatura. Fue así que conocí a Sergio Pitol, a través de los testimonios de quienes en México y en el extranjero formaban parte de su círculo de amigos cercanos. Desde luego, también como lector de su obra, con el paso de los años y las páginas, para mí de algún modo Pitol se convirtió en un gran amigo, me acompañaba contenido en su prosa, en los traslados en el metro, en los viajes a la playa o los domingos tomando café en la mañana.
Con más curiosidad literaria que con expertise técnico para la realización audiovisual, logramos grabar entrevistas muy emotivas, cargadas de anécdotas, que nos abrieron a la vida de un narrador entregado con pasión a la literatura, a los viajes, a sus perros y a sus amigos. Recuerdo que todos los entrevistados, íntimos de Pitol, exaltaban su cualidad para cultivar la amistad. Lo cual vimos materializado en los hechos al momento de calendarizar las citas con los entrevistados, ya que siempre expresaron la mejor disposición para recibirnos y dejar testimonio de su admiración y amistad entrañable con Sergio Pitol.
La maestra Luz Fernández nos recibió en la biblioteca de su casa, donde la plática se prolongó más allá de lo previsto. Nos recibió Luz del Amo –quien falleció recientemente- en su apartamento de la colonia Condesa, nos habló de las vivencias de Pitol como diplomático. Christopher Domínguez Michael nos dio cátedra de literatura mexicana en su morada de Coyoacán. Mario Bellatín, quien se sabía admirado por Pitol, desde su apartamento en la colonia Juárez, gozaba de todas las confianzas de Pitol. Ana Mari Gomis quien nos recibió en la sala de su casa acompañada por sus perros, narró la anécdota de cuando llevó a Pitol de emergencia al hospital, evocando su proclividad a la hipocondría. Interesantes, lúdicas y formales fueron las entrevistas a Angelina Muñiz Hubermann, a Margo Glantz y al gran Ignacio Padilla, a quien entrevistamos en la Bibioteca Palafoxiana en Puebla. Alguno de ellos ejemplificó sobre la entrega de Pitol a la literatura, recordando que había mandado instalar una biblioteca en su automóvil, adaptando un escritorio plegable en el asiento del copiloto.
Durante estas pláticas, Pitol transitaba como una presencia ineludible, en cada palabra se le sentía como si a pesar de su ausencia, nos estuviera leyendo en voz alta episodios de su vida, algunos plasmados en sus obras autobiográficas, como en el Mago de Viena. Se hablaba de su infancia y orfandad entre Puebla y Veracruz, de la fragilidad de su salud, de su pasión por los perros y los viajes, de su amistad con Carlos Monsiváis y José Emilio Pacheco.
Para quienes nos hemos sumado a las filas del Servicio Exterior Mexicano, una figura multifacética como Pitol, el escritor, el traductor y el diplomático de carrera, es motivo de inspiración y orgullo. Vemos con esperanza cómo su figura suma al prestigio de la institución, especialmente en un contexto de reforma a la normatividad del Servicio Exterior, que fortalece y amplía sus alcances. A su fallecimiento, acaecido el pasado 12 de abril, a los 85 años de edad, queda como asignatura pendiente analizar y promover su legado en la Cancillería. Sería deseable que las autoridades competentes de la Secretaría de Relaciones Exteriores fomenten investigaciones basadas en su correspondencia institucional, resguardada en los archivos del Acervo Histórico Diplomático, sería oportuno convocar a un concurso de diplomáticos escritores que lleve su nombre.
En el contexto actual, en un mundo donde parece prevalecer la incertidumbre por la carencia de liderazgos constructivos, en el que se imponen retóricas divisivas, nacionalistas a ultranza, en el que los mismos “líderes” proscriben el multilateralismo, el dialogo político y la negociación, se debiera revalorizar la personalidad cosmopolita y políglota de alguien como Sergio Pitol Demeneghi. Que descanse en paz y que viva eternamente en nuestra república de las letras mexicanas.
AM.MX/fm
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