CHIAPAS, 20 de marzo (AlmomentoMX/SemMéxico).- “La última esperanza es que a la hora de pedirnos el voto nos den, finalmente, los bonos de Bansefi que nos prometieron para reconstruir nuestras casitas” dice doña Tomasa*, quien tuvo daño total de su vivienda por el sismo de 8.2 grados que derribó casi toda su comunidad aquí en Cintalapa “la noche aciaga del 7 de septiembre” de 2017.
Junto con otros 110 municipios censados con destrozos por el terremoto de hace seis meses, poblaciones enteras como Nueva Francia, siguen esperando que las autoridades, municipales, estatal o de plano, federal, “nos hagan caso, porque hasta ahorita, por más que mendigamos nadie lo ha hecho y a mis 85 años ya no aguanto” contó doña Avelina.
No es la única. Centenares de mujeres y hombres, se percatan que los bonos de apoyo han desaparecido o aparecido apenas para unos cuantos damnificados. Pero da la impresión de que las mujeres solas, ancianas o enfermas son las que menos han sido beneficiadas.
En la calle de doña Eulalia, en una comunidad rural del municipio de Jiquipilas, ya las casitas de algunas familias han sido reconstruidas. Se trata en su mayoría de personas partidarias del partido político del agente o del alcalde, o de sus familiares. Las otras no recibieron el apoyo prometido “porque en 2015, la mayoría aquí en la comunidad (de unos mil habitantes) no votamos por el Verde y así se desquitan” aseguró, don Ezequiel, un campesino pizcador de cacahuate.
Mujeres a quienes los muros y los techos de su humilde vivienda les cayeron encima y les destrozaron la espalda o perforaron un pulmón, hombres que nunca más volverán a caminar como antes del sismo por la pérdida de una pierna… miran con tristeza lo que antes del 7 de septiembre era su hogar. Nunca más volverán a tenerlo, cuando menos como lo tuvieron. Viendo el escombro de sus casitas o los muros derribados y el destechado, es claro que viven en pobreza, incluso extrema, pero hogar es hogar. Y desconfían del gobierno al grado que, a la hora de la limpieza de escombros en una comunidad de Cintalapa, se negaron a derribar una puerta dañada donde estaba la pancarta del ex gobernador Juan Sabines Guerrero, candidato del PRD, “porque es el único que nos ha ayudado” soltó la frase doña Isabel.
Escombros se ven por doquiera en los municipios afectados aunque el Presidente Peña Nieto afirmó el 31 de octubre de 217 en Paredón, que todo Chiapas ha quedado limpio pues han removido todos los deshechos.
Muchísimos pueblos y comunidades afectados por el terremoto “que hasta partió en dos la montaña” están desamparados “pero estamos aprendiendo la lección, nada más espere usted que vengan con sus ayudas de los partidos políticos y los mandaremos a la chingada” dice el campesino recolector de cosecha de cacahuate, de sorgo o de maíz en el centro de Chiapas.
No todas las comunidades fueron censadas
De aquél momento dramático de casi cinco minutos en que la tierra se cimbró, quedaron en 111 municipios damnificadas 1 millón 479 mil 475 personas, según el censo hecho. Muchos otros alegan que no los contaron.
Las cifras oficiales indicaron 40 mil 633 viviendas afectadas y luego les aumentaron a 60 mil, de las cuales 9 mil fueron las colapsadas y el resto con daños parciales. Alegan que para obtener el apoyo tenían que cubrir todos los requisitos desde el pago del predial a su nombre y fotos de sus casas antes del sismo “cómo cumplirles cuando ni a cámara de fotos llegamos” y también se les pidió “derribar las casas con daño parcial para que entonces pudieran recibir el bono por pérdida total, y lo hicieron, pero las tarjetas de 120 mil pesos no ha llegado ni siquiera clonada” dice entre risas tristes el señor Ezequiel.
El Sistema Estatal de Protección Civil contó también mil escuelas, 48 centros de salud y hospitales, 29 edificios públicos, 52 iglesias, 106 comercios, 198 tramos carreteros y 11 puentes dañados en Chiapas.
Para la reconstrucción y construcción, para cuestiones de salud y para apoyo económico de las personas afectadas, Chiapas recibió 18 mil 500 millones de pesos, según informaron el 15 de enero de 2018.
A fines de marzo de 2018 la reconstrucción será del 100 por ciento
La Secretaría de Obras Públicas recién informó que la reconstrucción está ya al 90 por ciento y que a fines de marzo será del 100 por ciento; y que se han gastado el presupuesto recibido de 7 mil millones de pesos para la reconstrucción de viviendas.
¿A quién creerle? Pues a lo que ven los ojos. Porque cuando menos en seis municipios recorridos, incluso aquél del epicentro del terremoto, aún están las casas derrumbadas con sus escombros al lado, las iglesias apuntaladas para que no caigan los restos, algunas escuelas aún en reconstrucción y puentes sin reparar; la gente, harta de la espera, pasó al plan B de aulas improvisadas, carpas, cuartos en madera y hasta domos religiosos temporales aunque se dice que hay poblaciones donde la gente aún duerme en la calle o bajo un plástico colgado de un árbol.
Villaflores, Cintalapa, Jiquipilas, Tonalá, Pijijiapan y Arriaga, dañadas al 70 por ciento, siguen con las secuelas del terremoto. Y en el municipio de Tuxtla Gutiérrez hay mucho aún sin reconstruir: la catedral y las iglesias, el Museo de la Ciudad y otros edificios públicos en Tuxtla Gutiérrez, acordonados porque son riesgo para la seguridad de la población. ¿A dónde se fue el dinero? Porque en seis comunidades rurales visitadas, de esos 1 mil 327 millones de pesos del Fondo para Desastres Naturales (Fonden) para Chiapas, nada les tocó a muchas familias.
Para unos rancheros de Jiquipilas la situación les es clara. La mayoría no son del partido político del Agente Municipal y las instrucciones fueron no recibir apoyo alguno de ninguno de los otros partidos so riesgo de no recibir la tarjeta de Bansefi. Sí fueron censados: 24 ranchos afectados, de los que 16 con daño total y 8 parcial según el Agente Municipal. Don Mauricio asegura que son 47 el total. Les dieron su folio y lo muestran con su identificación, la mayoría son mujeres y muchas de la tercera edad, pero no recibieron ayuda.
La estrategia del “ausente”
La estrategia para no entregar la tarjeta ha sido obvia: fueron declarados “ausentes” cuando dizque pasaron a entregarlas. “Cómo cree usted que pueda yo irme a alguna parte si quedé lisiada” dice doña María, de 52 años. “De mi ranchito no me he movido” dice don Ricardo, de 97 años, casi ciego y sordo y con problemas de caminar. Don Jorge, desde su hamaca donde permanece por su enfermedad, no tuvo folio y no figura en el banco de datos de la población porque hasta donde vive no entraron a verlo y hay cuatro ranchos. La estrategia del “ausente” impidió la entrega de la tarjeta. “Y cuando nos fuimos a ver al Agente Municipal nos sacaron la lista de que estuvimos ausentes y nada, no nos dieron nada porque ya las habían regresado al gobierno” aclaran quienes en grupo fueron a reclamar el apoyo. Cuando menos ahí, son 47 familias las que no han recibido apoyo alguno.
Para quienes han participado en manifestaciones se han encontrado con que hay dos tipos de beneficiados: los campesinos y ejidatarios y los de pequeña propiedad. A estos últimos no se les está ayudando porque se supone que son ricos cuando en realidad están tan pobres como sus coterráneos.
Una pequeña comunidad de Cintalapa sufre el mismo abandono como otra en Jiquipilas. En ambas, la pobreza es obvia. En la población no se ven muchos hombres sino mujeres y niños que no van a la escuela porque nada más hay clases dos días a la semana. Los hombres “se fueron pa’l norte” y les mandan dinero de vez en cuando, uno vino con dinero y está construyendo cuartos para su familia; viven de apoyo asistencialista como el de Madres Solteras, el de Ancianos, el de La Mujer, del Programa Prospera. El ingreso mensual o bimensual es entre 600 a 2 mil pesos. El promedio de integrantes de la familia es de 5 personas. Aquí impresiona que las cuatro cuadras alrededor de la placita central tienen pavimento hidráulico, ¿para qué? si carros no hay.
Damnificadas en una comunidad de Cintalapa se preguntan ¿por qué si censaron 498 casas solamente dieron tarjetas para 98? Otras en Arriaga aún recuerdan su enfado porque las despensas se las distribuyeron a las señoras del pueblo y no una bolsa sino varias, y a las otras les dieron la promesa de que luego volverían con el apoyo de dinero.
Otras y otros en Pijijiapan, Cintalapa y Jiquipilas denuncian que las tarjetas no tenían el dinero que decía la boleta, no eran 15 mil sino 5 mil pesos y era: o lo tomas o lo dejas. La segunda tarjeta no llegó. Y para los damnificados con daño total de su vivienda que recibirían 120 mil pesos en cuatro instalaciones de 30 mil pesos cada una “pues que se hicieron guajes” y dieron una primera y las otras las siguen reclamando. Otras aún recuerdan que algunas tenían como 18 tarjetas a su nombre pero solamente en su poder tuvieron dos con 60 mil pesos y no con los 270 mil del total de todas las tarjetas. ¿Y a quién se las dieron? Se preguntan doña Martha y doña Josefina.
Media docena de apoyos a mujeres en vez de pago de daños
“Ahorita anda el gobernador (Manuel Velasco Suárez) dando dinero de un programa para nosotras: Bienestar: Apoyo a jefas de familia (que se suma al de Salario Rosa, Bienestar de Corazón a Corazón, Canastas Alimentarias para jefas de familia, Palabra de Mujer y Microcréditos) y así cree que nos vamos a olvidar que no nos entregó el dinero que el presidente del PRI (Enrique Peña Nieto) nos ofreció” dice con palabra dura doña Ernestina y concluye “bola de políticos corruptos”.
AM.MX/fm
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marzo 20, 2018
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No llega ayuda a damnificadas del sismo en Chiapas
Por Vocero
CHIAPAS, 20 de marzo (AlmomentoMX/SemMéxico).- “La última esperanza es que a la hora de pedirnos el voto nos den, finalmente, los bonos de Bansefi que nos prometieron para reconstruir nuestras casitas” dice doña Tomasa*, quien tuvo daño total de su vivienda por el sismo de 8.2 grados que derribó casi toda su comunidad aquí en... Más [+]...