Por Tomás Dávalos
Aguascalientes. 15 de marzo de 2018- La población de numerosas especies de serpientes de la familia Viperidae, o víboras, tiene problemas de conservación, situación poco difundida debido a las carencias informativas al respecto; ante ello, Jesús Sigala Rodríguez, profesor investigador de la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA), es co-coordinador global del grupo de especialistas de vipéridos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Uno de los primeros frutos de este trabajo colaborativo —impulsado por el investigador sudafricano Bryan Maritz— consistió en un estudio realizado a nivel global para conocer el estado de conservación de las serpientes de la familia Viperidae, que se caracterizan por ser venenosas y que son conocidas en nuestro país como víboras.
“Se publicó este trabajo, en el cual se hace un listado de todas las serpientes vipéridas que tienen problemas de conservación, evaluándolas con tres índices, que son análisis detallados de la información que las sitúa con problemas de conservación, y se determinó cuáles son las 30 especies más amenazadas de víboras que hay en planeta para cada índice. En los tres listados tenemos varias serpientes vipéridas mexicanas que tienen problemas de conservación”, explicó Sigala Rodríguez en entrevista para la Agencia Informativa Conacyt.
Las especies mexicanas en estos tres índices de importancia para la conservación son: Crotalus transversus, Crotalus tancitarensis, Mixcoatlus barbouri, Crotalus lannomi, Cerrophidion tzotzilorum, Cerrophidion petlalcalensis, Porthidium hespere, Crotalus tzabcan, Mixcoatlus browni, Crotalus pusillus, Mixcoatlus melanurus y Crotalus armstrongi.
Junto con la publicación del listado, el grupo de especialistas realizó varias recomendaciones para la conservación de las especies incluidas, siendo la primera estudiarlas para llenar los vacíos informativos que existen sobre muchas de estas serpientes, pues de algunas de ellas se desconocen elementos básicos, como el número de crías que tienen, de qué se alimentan y quiénes son sus principales depredadores.
“Sin esa información tan elemental, nunca se va a poder hacer un buen programa de conservación, pues si no se conoce en qué rango altitudinal viven, o si no se sabe qué tipo de hábitat prefieren, no se podrán hacer buenas estrategias para su preservación”, manifestó.
Otra recomendación consiste en modificar la percepción que tienen las personas sobre estos animales, pues aunque todas las víboras son venenosas, no todas las serpientes lo son, y ninguna es mala por naturaleza. Asimismo, es deseable derribar las creencias populares que existen sobre sus supuestas propiedades medicinales.
«Creencias como que el consumo de la serpiente de cascabel es bueno para la piel, para enfermedades de muchos tipos, incluso se comercializa ilegalmente diciendo que es bueno para quitar el cáncer o el sida, y esos mitos han afectado fuertemente las poblaciones, sin que haya hasta el momento ningún estudio que confirme la utilidad de su consumo para aliviar estas enfermedades. Hay muchos lugares en Zacatecas, en San Luis Potosí, en donde es común el tráfico de serpientes de cascabel”, indicó.
Destacó la importancia que este tipo de estudios tiene para México, pues del grupo de los vipéridos se conocen aproximadamente 330 especies de víboras venenosas a nivel mundial, y de esas, en el país se tienen registros de la presencia de aproximadamente 70, lo que vuelve un asunto de interés nacional la conservación de estos animales.
“Una de las cosas que queremos hacer es identificar sitios con mucha riqueza y que tengan poblaciones en buen estado de conservación, porque hay muchos recursos que pueden obtenerse o gestionarse a nivel internacional para comprar esa área y proponer un área natural protegida destinada a la conservación de vipéridos, pues a nivel mundial es casi nula la creación de áreas que protejan estas especies”, concluyó el profesor investigador de la UAA.