CIUDAD DE MÉXICO, 25 de febrero 2018.- En el marco del Festival “México en el Corazón de México”en el Zócalo de la capital del país, estuvo presente la artista plástica Beatriz Gaminde, quien ofreció un taller de pintura en acuarela a un grupo de entusiastas participantes que realizaron un dibujo basado en un montaje de artesanías hechas en barro anaranjado, elaboradas por el maestro zapoteca Epifanio Isaías Méndez, de Santa María Tavehua, Oaxaca, quien es uno de los 500 artesanos presentes en los stands de arte típico regional.
Beatriz Gaminde, una de las acuarelistas más representativas de la Plástica Mexicana Contemporánea, destacó el arte y la belleza que está implícito en las piezas de los artesanos mexicanos que trabajan a mano, en este caso a base de barro y engobes naturales, en una preparación que está libre de plomo, por lo que representan un arte objeto muy valorado y estético.
La pintora, miembro de la Sociedad Mexicana de Acuarelistas, quien imparte Talleres de iniciación artística de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, resaltó la importancia de este tipo de eventos donde se promueve el arte y las tradiciones culturales.
En el Festival “México en el Corazón de México, organizado por el Gobierno de la Ciudad de México, los visitantes admiraron las múltiples artesanías e indumentaria de los estados del país, disfrutaron de pruebas gastronómicas, actividades culturales, así como de espectáculos y danzas contemporáneas representativas de los estados.
El festival contó con la presencia de más de 500 artesanos, quienes distribuidos a lo largo de 89 stands, ofrecieron diversidad de artesanías, tejidos, atuendos típicos, pinturas, figuras de barro, madera, papel y vitromosaico, entre otros; además de la variedad de degustaciones de bebidas y comida típica regional.
Entre los stands de artesanos se encuentra el de Epifanio Isaías Méndez, artesano de 85 años originario de Ixtlán, Oaxaca, quien participó con la venta exposición de sus piezas de barro anaranjado, producto de la arcilla o barro extraído de los valles de Oaxaca, mezclado con lajas, reposado y amasado a mano hasta crear una pasta maleable.
Desde pequeño ya comerciaba las ollitas, pero en una época que no se vendían por dinero sino que hacían trueque por pan. Después de que su padre emigró se quedó solo con su mamá y sobrevivieron gracias a la venta de artesanías.
En un tiempo también se dedicó al comercio de hamacas, pescado, pan, huaraches, pero ahora sólo se dedica a elaborar las piezas artesanales de barro naranja, elaboradas en la comunidad de Santa María Tavehua, municipio de San Andrés Solaga, distrito de Villa Alta, Oaxaca, muy apreciadas en el mercado nacional e internacional por la belleza de su textura y su pigmentación.
REDACCIÓN BHF