Por: Jorge Gómez Naredo (@jgnaredo)
11 de febrero de 2018.- Guadalajara siempre había sido árida con Andrés Manuel. Aquí, el “peligro para México” caló cuando 2006. Aquí, mucha gente solía decir: “es como Chávez”. Aquí, cuando mencionabas “yo con AMLO”, te miraban así como raro; así como “estás loco”; así como eres “comunista o algo parecido”.
Hoy, Andrés Manuel López Obrador visitó Guadalajara y hubo mucha, mucha gente. Parece que esta metrópoli, tan conservadora por todos lados, por fin se rinde. Por fin cede y abraza al tabasqueño.
Perspectiva del cierre de precampaña de AMLO en Guadalajara. Foto: especial.
II
El escenario lo colocaron en un lugar poco común: viendo hacia la glorieta de los Niños Héroes. Fueron dos calles y media de gente. Seis carriles con un montón de gente. Cientos de metros cuadrados de gente.
Hace unos meses se concretó la alianza Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Partido Encuentro Social (PES) y el Partido del Trabajo (PT). En el cierre de precampaña de Andrés Manuel hoy en Guadalajara se evidenció esto: la alianza.
Una alianza, sí, pero guardando las diferencias.
Los simpatizantes del PES, casi todos vestidos de blanco, llevaban el escudo de su partido bordado en sus camisas. Los del PT, los menos, vestían de rojo y en sus cachuchas portaban el logo amarillo de su organismo político.
La gran mayoría de quienes acudieron con López Obrador hoy en Guadalajara, o iban vestidos con ropas que no estaban relacionadas con los partidos políticos convocantes o portaban algo color tinto, distintivo de Morena.
¿Cómo conviven los de izquierda con los del PES, que se caracterizan por un ideario conservador?
Hay un chico que lleva una camisa del Che Guevara y una boina tipo Che Guevara y una barba así como la que usaba el Che Guevara, y ese chico tan evidentemente Che Guevara, escucha a Andrés Manuel. A unos cuantos metros, una señora, con su camisa del PES, oye con una atención radical la voz de Andrés Manuel. También está una joven feminista, luchadora por la igualdad. Y al igual que el chico y la señora, escucha a Andrés Manuel.
¿Cómo conviven estas ideas y estas perspectivas? ¿Cómo están ahí juntas estas personas que parecerían distantes en todo? Simple: la unión es Andrés Manuel López Obrador y la intención de cambiar este país es la convergencia.
AMLO en el cierre de precampaña en Guadalajara. Foto: Salvador Gutiérrez Gauna.
III
Señor moreno. Cincuenta o sesenta años. Trae un sombrero café para el sol. Está vestido con una camisa blanca arrugada y pantalón beige. Observa detenidamente un calendario que tiene la frase “Me pueden decir peje, pero no lagarto” y la imagen de Andrés Manuel en alguna ciudad de México. Yo observo la atención del señor que escudriña cada pedazo de papel del calendario, lo toca, le da vueltas. Parece un niño con juguete nuevo.
Mi observación, sin embargo, no es discreta. El señor levanta sus ojos y pronto se cruzan con mi rostro. Bajo la mirada, pero ya de nada sirve. Se acerca a mí. No sé lo que me dirá.
-Oiga, los calendarios los venden ahí atrás. Valen treinta pesos. Hay de varios modelos.
Sonrío. Le digo un “muchas gracias”. Él me devuelve mi gesto con otra sonrisa. Esta tan orgulloso de su calendario que se me ocurre pedirle una foto. Él levanta su calendario como quien levanta un trofeo. Posa para mi celular. Él vino al mitin de Morena y se está llevando un pedazo de Andrés Manuel a su casa.
Asistente al mitin de AMLO. Foto: Salvador Gutiérrez Gauna.
IV
Por la calle Progreso es por donde llegará Andrés Manuel. Hacia allá voy. Quiero captar el momento en que baja de su auto y la gente se agolpa para saludarlo.
Llega primero Marcelo Ebrard. Y nomás bajar de la camioneta que lo transporta, la gente se va hacia él y le pide fotos y le dice que qué bueno que esté en Morena. Ebrard recibe flashazos, besos, abrazos y sudor. Camina lentamente: la multitud se lo impide. Parece un rockstar.
Lo mismo sucede con Carlos Lomelí, el candidato a gobernador de Jalisco por Morena.
Yo estoy ahí, y observo a la gente. Miro que hay un chico con el cabello hecho rastas enormes. Sus pantalones súper aguados y su camisa blanca: una mezcla de hippie con reggae. Va acompañado de su novia, que viste casi igual a él. Ella no deja de sonreír. Está emocionada. En cuando ven a Marcelo Ebrard, ella corre. Solamente trae una calcomanía de Morena. Su novio la sigue con el teléfono celular.
“Ya viene, ya viene, ya viene”. Él sonríe y su rostro es de una emoción enorme. Tienen el objetivo a la vista. Ella se abraza de Marcelo Ebrard, y su novia de rastas, con la cámara y la sonrisa de oreja a oreja, capta varias imágenes. Se van tan emocionados, tan pero tan emocionados…
Por la gente que se fue a tomar una foto con el ex Jefe de Gobierno del Distrito Federal, podemos concluir (haciendo una comparación futbolística) que Marcelo Ebrard es para Morena lo que el Matías “El Chavo” Alustiza ha sido para Pumas en lo que va de torneo de la Liga MX.
Marcelo Ebrard en Guadalajara. Foto: especial.
V
Este mitin de Andrés Manuel tiene una característica bien interesante: la gente está contenta. Se le mira en los ojos. Cuando Andrés Manuel habla, la gente escucha. Cuando dice que basta de corrupción, la gente aplaude. Cuando, por ejemplo, Andrés Manuel confiesa: “no voy a fallarles”, muchos aplauden y una señora grita fuerte (tan fuerte que se escucha en casi todos lados) la frase “yo sé que no”. Y es que la gente responde. La gente está atenta: no se mueve.
La gente se indigna cuando Andrés Manuel menciona que hay un “bandidaje oficial”. Y también se enoja cuando menciona las pensiones a los expresidentes. La gente aplaude cuando Andrés Manuel dice que habrá ahorros, y que el presupuesto servirá a la gente y no a unos cuantos ladrones, y que la corrupción se irá terminando en México.
La gente está conectada. Está interesada. Está pensando en lo que está escuchando. Por eso, cuando Andrés Manuel dice: “El que quiera un puesto que se vaya al mercado. Aquí estamos buscando la transformación del país”, la gente sonríe y grita sí y aplaude y aplaude y aplaude.
La gente no es tonta. La gente entiende. Y la gente está cansada de un país que da principalmente pobreza y desigualdad. La gente quiere un cambio. Y se nota.
Asistentes al cierre de precampaña de AMLO. Foto: especial.
VI
Escena 1: Él llegó al mitin con sus lentes de sol. No camisas de Morena. No banderas de Morena. No calcomanías de Morena. No cachuchas de Morena ni nada. Pero, para que la gente supiera que él está con Andrés Manuel, se trajo un muñequito del tabasqueño, de esos que vendían cuando 2012 y que hoy son verdaderas joyas para coleccionistas.
Escuchó todo el mitin con atención, acompañado de su muñeco de Andrés Manuel.
Escena 2: Una pareja: ella lo abraza. Él siente la piel de ella. Ambos muy juntos. De vez en cuando, él se acerca a los labios de ella, y ella responde con un beso largo, detenidamente largo. Huelen a enamoramiento. Están ahí, durante todo el mitin: tienen una cita de amor… escuchando a Andrés Manuel López Obrador.
Asistentes al cierre de precampaña de AMLO. Foto: Salvador Gutiérrez Gauna.
VII
Hay varios puestos que venden objetos de Morena: cachuchas, paraguas, camisas, calcomanías, pulseras, pines, libros, videos y los apreciados chalecos.
Si algo distingue a los de Morena son los chalecos tintos. Alberto Uribe, presidente municipal de Tlajomulco de Zúñiga, quien hace unos días dejó Movimiento Ciudadano para unirse a Morena, lo entendió bien, y por eso hoy llegó con un chaleco tinto.
Los chalecos son una vestimenta muy preciada. Pero no es que se regalen. Al menos en el mitin de hoy no. Hay que comprarlos: y no son baratos.
Un joven casi adolescente ve el chaleco en un puesto: amor a primera vista. Le pregunta el precio a quien atiende: 350. El joven va con su mamá: ¿me compras un chaleco? La mamá le dice que sí, que claro, que lo escoja, pero que “te quede bien”. El joven casi adolescente va y mira los chalecos y se los prueba, los ve y los toca una y otra vez, y está emocionadísimo. La mamá se acerca. El chico ya ha escogido. Cuando le dice el precio a la mamá, que tiene cara de contenta por mirar a su hijo tan de tinto, cambia su semblante. ¿350 pesos?
Hay una pequeña discusión donde se tratan los pros y los contras, los dineros que son escasos, la carestía. Ella no cede. El joven casi adolescente sí. Deja el chaleco y se hace de una cara de tristeza.
La mamá lo abraza. Como que le duele. Ya se van yendo, pero ella se detiene y le dice a su hijo: “¿Y una cachucha?”. Él, nada más escuchar, rápido escoge una tinta. Se la pone. Le vuelve la sonrisa a la cara. Se ve orgulloso.
Aquí, en el mitin de Andrés Manuel, los chalecos tintos son la moda. Y portar uno es como poseer una identidad. Sí, son caros, pero para muchos de los que están aquí, para casi todos, valen la pena.
Asistentes al mitin de AMLO. Foto: Salvador Gutiérrez Gauna.
VIII
Guadalajara pasó, en unos años, de ser un bastión del PAN a ser un bastión de Movimiento Ciudadano (MC). Y aunque no son iguales, ambos organismos políticos últimamente hacen esfuerzos por parecer lo mismo. Eso lo nota la gente: un chico está sentado con un cartel de “AMLO presidente 2012” (cuando postulaban al tabasqueño además del PRD, el PT y MC). El chico, con un marcador, le puso un círculo al logotipo de MC y un mensaje: “Ojo, traidores de su gente”.
¿Cómo es posible que el MC, que decía y dice representar un cambio en Jalisco, se haya unido con el PAN y ahora esté apoyando a Ricardo Anaya?
Que Andrés Manuel haya llenado tanto en Guadalajara es señal de que algo está transformándose. Ni en el cierre de campaña de AMLO en 2012, cuando Enrique Alfaro (hoy candidato a gobernador de Jalisco por MC) estaba así, hubo tanta gente. Pero no solamente es la cantidad de gente. Es también la alegría. Las energías que se forman ahí. Las sonrisas que nacen.
Hoy, para muchos, en el cierre de precampaña de Andrés Manuel, hubo un sabor a victoria. Un sabor que durará varios días.
(Material tomado del portal polemon.mx)
AM.MX/fm
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