Ensenada, bc, 8 febrero de 2018.- Un manto pardo flota sobre el mar al ritmo de la marea; es muy grande de varios kilómetros. Se trata de Macrocystis pyrifera, macroalga mejor conocida como sargazo gigante, y lo que se percibe en la superficie del mar es apenas el final de su extensión, pues se encuentra anclada debajo del agua pero puede llegar a medir hasta 30 metros de longitud.
Aunque flota con soltura y casi a la deriva, la presencia del sargazo gigante es determinante para una multiplicidad de especies que la consumen como alimento, entre ellas, especies de interés comercial como erizo y abulón.
La doctora Schery Umanzor, egresada del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE), señaló que tras varios buceos exploratorios en diferentes puntos de la bahía de Ensenada, donde era conocida la presencia del sargazo gigante, no encontraron más que arena.
Su ausencia se traduce en hambre para muchos animales marinos y es por ello que científicos han documentado la forma en que la distribución de Macrocystis se ha reducido gradualmente en la península de Baja California.
“Es preocupante porque hay muchísimas pesquerías a nivel artesanal y comercial que dependen de los organismos que se asocian al kelp (alga). ¿Qué pasa? ¿A dónde se van esos organismos o qué pasa con las pesquerías cuando no están estas algas?”, cuestionó la
La preocupación de la doctora Schery Umanzor se tradujo en un proyecto que actualmente es financiado por la organización británica Rufford Foundation, dedicada a destinar recursos para la conservación de especies o hábitats de relevancia por su impacto en el desarrollo socioeconómico de una región.
La especialista expuso que el proyecto iniciará con la reforestación de dos puntos en la bahía de Ensenada, mediante la colecta de juveniles procedentes de un manto saludable de sargazo gigante que se plantarán en dos de los sitios cercanos donde han documentado la desaparición de la macroalga.
Otra técnica de reforestación que aplicarán investigadores y estudiantes que colaboran en el proyecto, consiste en la colecta de esporas de Macrocystis —equivalentes a las semillas de una planta—, que serán germinadas en laboratorio y después trasplantadas en la bahía de Ensenada.
“Estamos instalando módulos artificiales sobre los cuales vamos a sembrar las algas. Dejamos todos los sistemas de anclaje y esperamos a que pasen las tormentas de invierno y retomamos ya con la actividad de lo que sería reforestación”, explicó Schery Umanzor a la Agencia Informativa Conacyt.
Método novedoso
El método de reforestación del equipo que lidera la doctora Umanzor es novedoso para la región: se colocarán arrecifes artificiales a 10 metros de profundidad y manualmente sembrarán alga por alga en parches de 50 metros cuadrados.
“En un término de dos o tres semanas, la planta ya se agarra sola de la estructura y nuestra asistencia ahí termina en términos de sujeción, pero tienes que estar constantemente sembrando”.
No obstante, advirtió que las primeras etapas del método son costosas debido a la instalación de los sistemas de anclaje, hechos de metal, por lo que considerarán la viabilidad de esta técnica si se opta por escalar el proyecto.
“La idea es, ya que tenemos este sistema caro, ir trabajando sobre la reducción de costos, en cómo hacemos esto cada vez más barato, incluso estamos pensando en utilizar mallas de descarte, redes anchoveteras que ya no sirven, materiales reciclados, aunque hay que ser cautelosos porque la intención no es llenar la bahía de materiales ajenos”, adelantó la investigadora.
Restauración y cultivo
Macrocystis pyrifera ha sido explotada comercialmente en México desde la década de 1950 y para el doctor José Antonio Zertuche González, experto en macroalgas del Instituto de Investigaciones Oceanológicas (IIO) de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), su aprovechamiento derivó en una industria pujante y estable.
“Es quizás el manejo más exitoso que podemos describir de una pesquería, porque por más de medio siglo se aprovechó comercialmente. El escenario ahora es diferente, hay varios concesionarios que dependen de estos mantos, como los que pescan el erizo, los que cultivan abulón y otros pequeños usos para alimento”, refirió en entrevista.
Como colaborador en el proyecto de reforestación de sargazo gigante, consideró que la restauración va de la mano con la promoción de su cultivo, protocolo que ya está dominado y con el que recientemente experimentaron para desarrollar un modelo de acuacultura integral.
“El proyecto más reciente que tuvimos fue cultivarla en el mar asociada a cultivos de animales, en este caso en particular el abulón y ostión. Este es uno de varios modelos de lo que llamamos acuacultura integrada, implica asociar animales con las algas, de manera que al cultivarlos juntos, los desechos de los animales puedan ser aprovechados por las algas, que crezcan mejor, más enriquecidas, las excretas de los animales son abono para las algas, van a incrementar su contenido proteico y van a ser mejor alimento”, detalló el doctor Zertuche.
El modelo de acuacultura integrada con sargazo gigante fue practicado por varios años con financiamiento de la Secretaría de Pesca y Acuacultura de Baja California (Sepescabc) y la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), a través de Fundación Produce Baja California.
“Fue un proyecto abierto y ahora el modelo lo practican por lo menos un par de empresas, de manera incipiente pero están diversificando sus cultivos; se va a requerir tiempo para que cada uno de estos casos comparta sus experiencias e ir diversificando los cultivos”, comentó el investigador del IIO.
Reforestación a gran escala
Los esfuerzos de restauración de Macrocystis en la bahía de Ensenada no terminarán en un proyecto, sino que los investigadores y estudiantes del CICESE y la UABC establecerán la ruta para desarrollar proyectos a mayor escala.
La doctora Schery Umanzor, líder del proyecto, subrayó que un factor de importancia es lograr establecer un protocolo de reforestación sencillo, de tal manera que no solo especialistas puedan ejecutarlo sino también los integrantes de cooperativas o comunidades pesqueras.
“¿Que técnica es amigable para que cualquier persona lo pueda hacer? La idea es probar que esto es posible y que en esos puntos donde iniciamos sea un núcleo y de ahí se vaya repoblando; inicialmente son dos puntos, pero ya con más cooperación y financiamiento, ya probando las técnicas, ir repoblando parches donde había sargazo gigante”, detalló.
Lograr que se adhieran a la estructura los juveniles de macroalga que trasplanten a la bahía y desarrollen su ciclo de crecimiento de forma regular, será considerado como el éxito que dará la pauta para restaurar nuevos sitios.