CIUDAD DE MÉXICO, 10 de enero (AlmomentoMX).- La senadora Dolores Padierna Luna señaló que 2017 terminó con la inflación más alta en todo lo que va del siglo XXI. A diciembre, alcanzó 6.77% por arriba del 6.37% de 2001 y del 5.30% en 2009, en plena crisis financiera global.
Indicó que los precios de la canasta básica crecieron 9.61%, cifra mayor a la de la inflación general y es lo que afecta a la población y en especial a la de menores recursos. Los alimentos aumentaron 8.30% también por arriba de la inflación general.
Refirió que entre los productos que dispararon la inflación está el aumento desmedido de los combustibles, derivado de la liberalización del mercado, producto de la reforma energética. El gas LP que utilizan la mayoría de las familias aumentó 44.06% y la gasolina de bajo octanaje (magna) 17.46%.
Agregó que también tuvieron aumentos muy grandes los precios de algunos productos de consumo básico, como las frutas y verduras (18.60%), el huevo (12.99%) y el transporte público colectivo (12.84%).
“Los precios de muchos de los productos de la canasta básica tienen un alto contenido especulativo, derivado de deficiencias en el funcionamiento de los mercados. Así, por ejemplo, el precio de la tortilla está determinado en una proporción importante por los productores de harina de maíz, que son un oligopolio que impone de manera discrecional los precios, aunque los aumentos no se justifiquen por el costo de la materia prima, el maíz amarillo”.
Añadió que también en el caso del huevo existe una alta concentración de productores y distribuidores, lo que les permite manipular los precios. En otros productos agropecuarios la influencia de los distribuidores y comercializadores es muy elevada y muchas veces no hay correspondencia entre los precios de los productores y los de los consumidores.
Señaló que las autoridades encargadas de vigilar y en su caso sancionar prácticas especulativas no tienen la capacidad o el interés suficiente para actuar de manera oportuna para evitarlas en beneficio de los consumidores y de ahí que la alta inflación reciente se haya desbordado.
Manifestó que los salarios siguen siendo insuficientes para adquirir la canasta básica de los trabajadores y sus familias. En diciembre de 2017, el salario mínimo sólo alcanzó para cubrir el 38.2% del costo de la canasta básica, a pesar de que en ese mes se incrementó de $80.04 por día a $88.36, misma cantidad que se mantendrá en 2018.
En noviembre de 2017, el salario promedio de los asegurados ante el IMSS fue de $333.01 diarios, es decir $10,129 mensuales y el costo de la canasta básica individual de $2,960, por lo que, en promedio, el salario de los asegurados alcanzaba para adquirir 3.4 canastas básicas; es decir para satisfacer las necesidades elementales del asegurado y un máximo de 2.4 dependientes. Si de cada asegurado depende su cónyuge y dos hijos, sus ingresos ya no le alcanzan para satisfacer sus necesidades básicas, a pesar de ser el grupo de trabajadores menos desfavorecido, ya que tiene 35% más ingresos que el promedio de la población ocupada.
Durante lo que va de la administración de Peña Nieto, el poder adquisitivo de la población no ha mejorado. El costo de la canasta básica aumentó 23.0% y aunque el salario mínimo se incrementó 33.4%, el ingreso promedio de la población ocupada sólo creció 16.7% y el de los asegurados ante el IMSS 22.9%.
Indudablemente que la inflación de 2017 afectó de manera importante a la mayoría de la población, pero el crecimiento de los precios no se ha tomado en cuenta para la determinación de los salarios, ya que las autoridades solo lo consideran como un precio más de la economía y no como el que requiere la población para satisfacer sus necesidades más elementales.
AM.MX/fm
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